LA PAZ, 15 de agosto (Xinhua) – A 66 veces el empresario y el político, Samuel Doria Medina, de vuelta a la competencia común, esta vez como líder de la Unidad de Alianza.
Después de décadas de las derrotas de las elecciones y la perseverancia que bordean el obstáculo, aparece nuevamente antes de las grabaciones, como el oponente mejor posicionado para las elecciones del 17 de agosto en Bolivia, solo un punto porcentual por encima del ex presidente Jorge «Tuto» Quiroga (2001-2002).
A pesar de su campaña, a pesar del hecho de que tenía al menos 35 años de carrera política, el candidato adecuado se presentó incansablemente como un empresario exitoso para dejar atrás la imagen del «viejo político».
En esta campaña, caracterizada por una crisis económica que ataca a los hogares bolivianos, Doria Medina proyecta la imagen de un gerente pragmático, alguien que, según él, sabría «para» ordenar las cuentas para «y dar confianza a los inversores y ciudadanos dentro de los 100 días!» Como dice el eslogan.
Nació en La Paz el 4 de diciembre de 1958 y creció en una rica casa de clase media y se formó como economista en la Universidad Católica Bolivian antes de completar estudios en los Estados Unidos y el Reino Unido.
Su salto a la política alcanzó 33, cuando aceptó el Ministerio de Planificación y Coordinación en la gestión presidencial de Jaime Paz Zamora (1989-1993), y se convirtió en una de las ministros más jóvenes de la era democrática.
Sin embargo, sería en el mundo de los negocios donde llegaría a la notoriedad pública y se convirtió en uno de los hombres más ricos de Bolivia.
Esta posición le permitió financiar sus ambiciones políticas, aunque su imagen de emprendedor próspero siempre ha sido una espada doble: para sus seguidores, es sinónimo de la capacidad de gestión; Para sus críticos, una prueba de su proximidad a los intereses corporativos.
En la campaña de 2025, su discurso se centró en sacar al país de la crisis económica y restaurar la confianza internacional en Bolivia. Sugiere atraer inversión extranjera, proporcionar incentivos del sector privado y comenzar un programa de emergencia para garantizar el suministro de combustible y alimentos.
La base social se concentra en las clases medias urbanas, los sectores comerciales y profesionales, sin abordar programas específicos para el sector nativo de Boers del área rural.
El desafío para Doria Medina no es superar Tuto Quiroga en las urnas, sino también desafiar a los izquierdistas que gobiernan el país durante casi dos décadas.
Bolivia actualmente está viviendo una situación frágil: causó la inflación, la escasez de monedas y el combustible y las protestas regionales. En este contexto, la promesa de ‘estabilidad’ obtiene un peso especial. Sin embargo, sus críticos temen que su modelo económico liberal pueda profundizar las desigualdades.
Para lograr una victoria, necesita un 50 por ciento más uno de los votos, o alcanza el 40 por ciento con una diferencia de 10 puntos en contra de la segunda, de lo contrario enfrentará un voto, un hecho inédito en la democracia boliviana.




