En un giro significativo de los acontecimientos, Hungría ha decidido oficialmente retirarse de la Corte Penal Internacional (CPI). Esta decisión fue anunciada por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien argumentó que la CPI ha evolucionado a lo largo del último año desde ser un tribunal imparcial a convertirse en una entidad estrictamente política.
Orbán expresó en una conferencia de prensa, junto al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que su gobierno ha llegado a la conclusión de que la CPI ya no actúa conforme a los principios del estado de derecho. «Hemos observado que la CPI se ha transformado en una institución política. Esto es evidente en sus opiniones y decisiones recientes, especialmente en lo que respecta a Israel», afirmó Orbán.
El primer ministro húngaro anunció que el ministro de Relaciones Exteriores, Péter Szijjártó, estará a cargo de formalizar la solicitud de salida de Hungría del Estatuto de Roma, el tratado internacional que establece la Corte Penal Internacional. Esta presentación se realizará el próximo jueves en el Parlamento Húngaro.
La llegada de Netanyahu a Hungría marcó su primer viaje al extranjero desde que la CPI emitió una orden de arresto en su contra por presuntos crímenes de guerra relacionados con las operaciones en la Franja de Gaza. Orbán, al darle la bienvenida, garantizó que dicha orden no se ejecutaría en territorio húngaro, lo que subraya la cercanía de ambos líderes y un enfoque estratégico entre Hungría e Israel.
Compromisos y obligaciones hacia la CPI
A pesar de la decisión de regresar, la CPI recordó a Hungría que, hasta que el proceso de retirada esté formalmente completado, el país aún tiene la obligación de cooperar con el tribunal. Un portavoz de la CPI, en respuesta a la visita de Netanyahu, insistió en que el procedimiento estándar se ha seguido y que la cooperación de Hungría con la Corte sigue siendo mandatoria.
El proceso de retiro de Hungría puede desarrollarse formalmente a lo largo de un año. Esta noticia coincide con la recepción del primer ministro israelí, cuyas acciones han sido objeto de controversia internacional. Orbán había invitado a Netanyahu a Hungría el 22 de noviembre, en un contexto donde la CPI había calificado sus acciones en Gaza como crímenes de guerra, lo que no ha hecho más que profundizar las críticas hacia el sistema judicial internacional según ciertos actores.
En declaraciones anteriores, Szijjártó había insinuado que Budapest estaba considerando romper lazos con la CPI, señalando que la institución ha sido utilizada como un instrumento político que perjudica la credibilidad de la ley internacional. En este contexto, es relevante recordar que la CPI, aunque cumple roles cruciales en la justicia mundial, no cuenta con el respaldo de potencias globales como China, Estados Unidos o Rusia, lo que plantea un cuestionamiento sobre su efectividad y autoridad en el ámbito internacional.
Así, la decisión de Hungría de retirarse de la CPI marca un momento significativo en la política internacional contemporánea y refleja las complejidades de las relaciones entre naciones que se encuentran en situaciones tensas y controversiales. (Sputnik)