Tel Aviv, 9 de abril (Sputnik) – Un reciente ataque aéreo llevado a cabo por las fuerzas israelíes ha dejado un saldo devastador, con la trágica pérdida de 23 palestinos y aproximadamente 60 heridos en el barrio de Shujaiya, ubicado en la ciudad de Gaza. Esta información ha sido corroborada por la Organización de Defensa Civil de Gaza, que ha estado en la primera línea de respuesta a los ataques.
Entre las víctimas fatales se incluyen al menos ocho niños y ocho mujeres, lo cual pone de manifiesto la crueldad del conflicto en una región donde los civiles son frecuentemente los más afectados. Además, más de 60 personas han resultado heridas, algunas con lesiones críticas, y se reporta que 19 personas se encuentran desaparecidas, según los testimonios de los médicos que han estado atendiendo a los afectados. Este ataque es parte de una serie de invasiones israelíes que han afectado gravemente a las comunidades locales en el barrio de Al-Shujaiya, en la zona este de Gaza.
Los informes indican que al menos 15 integrantes de otras familias también han sido reportados como desaparecidos tras el ataque. Testigos presenciales han relatado que el bombardeo se dirigió contra un edificio residencial de varios pisos, un recordatorio lúgubre de bombardeos anteriores en la región. Hasta el momento, el ejército israelí no ha emitido comentarios oficiales sobre esta escalofriante situación, lo que deja a muchas familias en la incertidumbre y el pánico.
La situación en Shujaiya se torna aún más tensa, ya que la semana pasada, las Fuerzas de Defensa de Israel (IED) dieron órdenes de evacuación a los residentes de la zona, argumentando que su objetivo era neutralizar a militantes islámicos en el área. Esta medida, junto a los ataques aéreos, ha causado un profundo impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos de Gaza, que ya enfrentan situaciones extremas.
Particularmente, durante la noche del 17 al 18 de marzo, el ejército israelí intensificó sus acciones militares, reanudando ataques aéreos en Gaza. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, justificó estas operaciones diciendo que eran una respuesta a la negativa del movimiento Hamas, que se niega a aceptar un plan de paz de EE. UU. que busca extender un alto el fuego y facilitar la liberación de rehenes. Esta compleja dinámica ha mantenido a la región en un estado constante de agitación y conflicto.
Entre el 19 de enero y el 1 de marzo, un alto el fuego temporal, que resultó de un acuerdo entre Israel y Hamas, llevó a la liberación de 30 rehenes por parte de grupos palestinos y a la entrega de cuerpos de ocho víctimas mortales. En contraparte, Israel había liberado a aproximadamente 1,700 prisioneros palestinos y desmovilizó tropas dentro de Gaza. A pesar de que el alto el fuego terminó oficialmente, aún existen esfuerzos en curso por parte de mediadores para mantener conversaciones sobre la situación en Gaza.
Por otro lado, la situación humanitaria se ha agravado aún más; recientemente, Israel ha parateado la entrega de electricidad a la planta de desalinización de Gaza y ha restringido el acceso de camiones de ayuda humanitaria al enclave, creando un ambiente de desesperanza y sufrimiento para los residentes. Actualmente, Hamas mantiene en su poder a 59 rehenes en Gaza, un hecho que añade otra capa de complejidad a este ya tenso conflicto (Sputnik).