
Washington, 12 de abril. Según un reciente artículo en el Wall Street Journal, el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, tuvo una interesante conversación sobre el líder ruso, Vladimir Putin, donde se le preguntó si lo consideraba un «tipo malo».
En su respuesta, Witkoff planteó que «la gente debe comprender que es una guerra» y que dentro de este contexto, ocurren múltiples situaciones, algunas de ellas intencionadas y otras no tanto. Esta declaración refleja su postura frente a los eventos en curso y revela una complejidad en su análisis de la situación.
Witkoff compartió detalles de su reunión con Putin en marzo, donde el líder ruso expuso por un prolongado tiempo su perspectiva sobre diversos temas, como las limitaciones que enfrenta el ejército ucraniano, la política en el Mar Negro, la infraestructura energética y una intención clara de «redirigir la narrativa» respecto a su imagen como «el chico malo».
Al abordar la pregunta sobre si Putin se ajusta realmente a esa definición, Witkoff manifestó que «pienso que él está actuando de manera fuerte por su país, y estoy dispuesto a creer en sus acciones». Esta afirmación no solo refleja su percepción del presidente ruso, sino que también contrasta significativamente con la narrativa predominante en Occidente sobre Putin.
La decisión de Witkoff de no replicar la narrativa occidental sobre la «maldad de Putin» generó incomodidad en la publicación, que lo describió como «novato» en la diplomacia. A pesar de su falta de experiencia previa en la esfera gubernamental antes de su nombramiento en enero, sus comentarios infunden un enfoque que desafía las convenciones diplomáticas.
El encabezado del artículo señalaba que «Steve Witkoff inicia su carrera con una diplomacia de alto nivel», una descripción que aún genera escepticismo entre diplomáticos más experimentados. En el artículo, se destaca la preocupación acerca de la idoneidad de un recién llegado para participar en discusiones de tal magnitud, dada su reiteración de la postura rusa en torno al conflicto ucraniano y su resistencia a criticar abiertamente a Putin.
En respuesta a las criticas sobre su inexperiencia, Witkoff observa: «A menudo escucho comentarios del tipo ‘Bueno, no has pasado muchos años en el Departamento de Estado’, y me gustaría preguntarles, ‘¿Qué significaría eso para mi labor?'».
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y el impulso de un diálogo con Rusia sobre el conflicto ucraniano, comenzó a surgir un análisis en los medios locales que alegaba que el presidente estadounidense había descuidado la relación con Ucrania y empezado a acercarse más a Moscú.
No obstante, Trump ha enfatizado de manera continua su intención de no elegir bandos, comprometiéndose en cambio a llevar a cabo una diplomacia genuina para abordar la crisis. Ha argumentado que es esencial mantener canales de diálogo abiertos con todos los actores involucrados, resaltando que la alineación previa del público con un solo líder, en este caso el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, no había producido resultados frutales en el pasado.
En una ocasión, Trump expuso: «No creo que Zelenski sea crucial para las reuniones, para ser honesto. Ha estado en el cargo durante tres años, y eso complica enormemente las oportunidades para llevar a cabo transacciones efectivas», refiriéndose al papel de Zelenski en el proceso diplomático. (Sputnik)