Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en Estados Unidos.

Nayib Bukele y Donald Trump. Alegar

Washington, 13 de abril (Latin Press), el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha llegado a la capital de los Estados Unidos para llevar a cabo una visita oficial que incluye una importante reunión con su anfitrión, el presidente estadounidense Donald Trump, programada para mañana. Esta visita no es solo un simple encuentro; se espera que tenga una repercusión significativa en las relaciones entre ambos países y en la estrategia común para abordar problemas críticos que afectan a la región y más allá.

Las cadenas de televisión locales han estado transmitiendo imágenes de la llegada de Bukele este sábado en la Base Militar de Andrews, un acontecimiento que ha capturado la atención de medios y analistas por igual. Según un comunicado emitido por la Presidencia salvadoreña, la presencia de Bukele en Washington «fortalece aún más la alianza histórica» que ha construido con el presidente Trump, en particular en la lucha contra el terrorismo y la criminalidad organizada que han afectado a Centroamérica de manera alarmante.

La reunión entre Trump y Bukele está programada para llevarse a cabo en la Casa Blanca el 14 de abril y se anticipa que, además de abordar la cooperación en materia de seguridad, también se traten otras cuestiones candentes relacionadas con la inmigración y la economía regional. Sin embargo, hay quienes se preguntan si el caso de Kilmar Abrego García, un residente legal salvadoreño en Maryland que ha enfrentado la amenaza de deportación debido a un ‘error administrativo’ reconocido por el gobierno de Estados Unidos, será un tema de discusión durante el encuentro. Este caso ha provocado una gran indignación y ha llamado la atención de los medios, poniendo de relieve las complicaciones en la política de inmigración estadounidense.

La administración de Trump ha argumentado que Abrego García, ahora bajo la jurisdicción de El Salvador, ha complicado aún más la relación entre los dos países. La Corte Suprema había tomado acción en este caso, lo que ha añadido más presión sobre el gobierno estadounidense, que enfrenta críticas por su política de deportaciones. Bukele ha emergido como un aliado clave de Estados Unidos en el marco del Plan Trump para las deportaciones, alineándose con su fuerte enfoque hacia la inmigración y acordando aceptar vuelos que, según se dice, están relacionados con organizaciones criminales, específicamente las pandillas que han desafiado durante mucho tiempo la estabilidad y la seguridad en Centroamérica.