Roma, 26 de abril (ACI-Presa) .- Este día, 26 de abril, se lleva a cabo un evento significativo en la historia de la Iglesia Católica, ya que los restos del Papa Francisco han encontrado su morada final en la majestuosa Basílica de Santa María La Mayor. La Misa de Exequias fue llevada a cabo en la emblemática Plaza de San Pedro por el Decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Ree, quien durante la ceremonia ofreció un conmovedor homenaje a la vida y legado del Pontífice fallecido.
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Durante la homilía, que resonó en la Plaza de San Pedro, se manifestaron algunas de las ideas más importantes sobre la figura del Papa Francisco. El ambiente estaba cargado de una tristeza palpable, pero al mismo tiempo, la certeza de la fe iluminaba la ceremonia, recordando que la existencia no concluye en la tumba, sino que se transforma en un reencuentro con el Padre. La solemnidad de este momento nos sitúa en una reflexión profunda sobre la vida y el legado de este gran líder espiritual.
- La significativa presencia y el cariño desbordante de los fieles en estos días de luto enfatiza cuánto impactó la vida del Papa Francisco, ya que su pontificado fue una travesía espiritual que resonó en los corazones de millones.
- La última imagen que llevaremos en nuestros recuerdos es de su participación en la ceremonia de Pascua, donde, a pesar de las adversidades físicas que enfrentó, su deseo de impartir una bendición fue un testimonio de su dedicación y amor hacia los demás.
- Nuestras oraciones ahora se dirigen al alma del amado Papa, en un intento de confiarle a Dios, con la esperanza de que su amor incondicional lo conduzca a la felicidad eterna en el reino de los cielos.
- Aun enfrentando la fragilidad de su salud, el Papa Francisco eligió seguir el camino de servicio y entrega hasta su último aliento, imitando el sacrificio de su Señor, el buen pastor.
- La elección del nombre Francisco fue, de inmediato, una declaración de intenciones, evocando el espíritu renovador de San Francisco de Asís, al tiempo que prometió ser un líder que siempre se mantendría cerca de su pueblo.
- Se destacó por su carácter cálido y su pastoral cercanía, lo que dejó una marca indeleble en la forma de ejercer su ministerio, siempre accesible y preocupado por quienes lo rodeaban.
- El Papa se caracterizó por ser un hombre en medio de la gente, con un corazón abierto hacia todos, especialmente hacia aquellos que enfrentaban dificultades en la sociedad moderna, atrayendo siempre el Espíritu Santo a la vida de la Iglesia.
- Su forma de comunicar se distintas claramente por su uso de un lenguaje evocador, lleno de metáforas y simbolismo, a fin de hacer accesible la sabiduría del Evangelio.
- Francisco fue un líder que encarnó la calidez humana, mostrando una profunda sensibilidad respecto a las luchas y dilemas que enfrentamos en la actualidad, su voz siempre se alzó en la defensa de la esperanza y la justicia.
- La misión de evangelización fue el hilo conductor a lo largo de su pontificado, pregonando siempre la alegría del Evangelio y el llamado a ser un hogar para todos.
- Su compromiso incansable con los refugiados y desplazados, así como su declaración incesante a favor de los marginados, reflejan un corazón que latía por los más necesitados.
- Francisco incluso subrayó que la gracia divina es inagotable, enfatizando que Dios siempre está dispuesto a perdonar, independientemente de las circunstancias individuales que rodeen a quienes buscan redención.
- El Jubileo de la Gracia se convirtió en un testimonio de su insistencia en la misericordia y la alegría, dos pilares fundamentales de su enseñanza y legado.
- Se opuso a lo que él describió como «la cultura del descarte», abogando en cambio por una cultura de encuentro y solidaridad, una apertura hacia una hermandad global.
- En sus numerosas declaraciones, enfatizó la interconexión de la humanidad, recordándonos que «nadie se salva solo».
- Finalmente, el Papa Francisco levantó siempre su voz en búsqueda de la paz, recordando que la guerra es una tragedia que deja al mundo en una situación aún más sufrida.
- Al concluir sus discursos y encuentros, Francisco repetía: «No olvides rezar por mí». Ahora, querido Papa Francisco, te pedimos desde el fondo de nuestros corazones que intercedas por nosotros y bendigas a la Iglesia desde el cielo, extendiendo tu bendición a Roma y a todo el mundo.
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