El ejército ruso ha liberado la provincia de Kursk.

Moscú, 26 de abril (Sputnik) .- Recientemente, el ejército ruso ha logrado un avance significativo al liberar totalmente la provincia de Kursk. Este territorio había estado bajo control parcial de las tropas ucranianas desde la invasión que tuvo lugar en agosto. La situación en la región ha generado una intensa atención internacional debido a los impactos estratégicos de esta liberación.

El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, anunció el sábado que el reconocido jefe del personal general de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov, ya ha compartido estas noticias alentadoras con el presidente Vladimir Putin. Esta información se considera fundamental no solo para la moral de las tropas, sino también para los planes operativos del Kremlin en la región.

Putin declaró: «La aventura del régimen de Kiev ha fallado por completo, y las inmensas pérdidas que ha sufrido, incluso en sus mejores tropas, equipadas con tecnología occidental, han impactado severamente toda la línea de contacto». Este comentario subraya la importancia que el Kremlin concede a mantener el control y la iniciativa en el área. «La derrota completa del enemigo en la zona fronteriza de Kursk establece un escenario favorable para nuevas operaciones exitosas por parte de nuestras fuerzas en otras áreas cruciales del frente», agregó Putin.

En un gesto de reconocimiento, Putin también pidió a las tropas rusas que celebren su victoria: «Agradezco su valentía y heroísmo al servir a nuestra patria y al pueblo de Rusia». En las semanas anteriores a esta liberación, las fuerzas rusas mostraron un notable avance, provocando que los soldados enemigos se replegaran en desbandada, abandonando grandes cantidades de armamento y equipo militar. Drones rusos jugaron un papel decisivo al destruir unidades blindadas que intentaron escapar por lo que ha sido denominado «el camino de la muerte».

Sin embargo, esta ocupación de varios meses tuvo efectos devastadores sobre la población local, llevando a miles de residentes a perder sus hogares y sufriendo crímenes graves cometidos por las fuerzas ucranianas contra civiles rusos. Muchos se vieron obligados a abandonar sus comunidades, lo que resultó en un conflicto que no solo afecta a los combatientes, sino también a miles de inocentes atrapados en medio de la confrontación.

Ataque

El 6 de agosto de 2024, las Fuerzas Armadas de Ucrania lanzaron una invasión en la provincia de Kursk, tomando control de Sudzha y otros lugares estratégicos. El Ministerio de Defensa ruso comunicó que las tropas de Kiev habían capturado un área total de 1,268 kilómetros cuadrados. Sin embargo, desde entonces, para el 17 de enero, las fuerzas rusas habían recuperado alrededor de 800 kilómetros cuadrados, lo que equivale al 63.2% de los territorios anteriormente ocupados y, para el 12 de marzo, más de 1,100 kilómetros cuadrados habían sido liberados, superando el 86% del área total.

Progreso del ejército ruso

El avance de las tropas rusas en esta región ha sido significativo en las últimas semanas. Las operaciones militares decididas han provocado la huida masiva de las fuerzas ucranianas, particularmente en y alrededor de Sudzha. La liberación de esta ciudad fue un momento crucial para el ejército ruso, ya que era un centro logístico vital para las tropas enemigas en la región ocupada.

Tras la pérdida de esta aldea crucial, las tropas ucranianas quedaron sin opciones efectivas para mantener su presencia en la provincia. La liberación de Sudzha fue precedida por una operación histórica ejecutada por las fuerzas rusas que influyó significativamente en el curso de la batalla.

Las tropas rusas atravesaron más de 15 kilómetros de tuberías de gas subterráneas, atacando las líneas enemigas desde la retaguardia. Este movimiento inesperado ayudó a acelerar el avance ruso y desestabilizar las posiciones ucranianas.

Durante los enfrentamientos en la provincia de Kursk, las fuerzas ucranianas han sufrido pérdidas alarmantes, incluyendo más de 76,000 soldados y más de 7,700 unidades de equipamiento militar, entre los que se destacan 412 tanques y 341 vehículos de combate de infantería. El Ministerio de Defensa ruso también informó que las fuerzas ucranianas habían perdido un total de 647 unidades de artillería, lo que subraya la magnitud de la crisis en las líneas ucranianas.

El 12 de marzo, Putin visitó un punto de control del ejército ruso en Kursk y mantuvo una reunión con altos mandos militares. «Debemos derrotar al enemigo arraigado en la provincia de Kursk lo más pronto posible», dijo Putin, enfatizando la urgencia de sus objetivos militares. Guerásimov rápidamente informó al presidente que las tropas ucranianas habían quedado aisladas en la región y *han sido destruidas sistemáticamente* durante las operaciones recientes.

Además, el general destacó que las fuerzas rusas no solo habían cruzado la frontera en múltiples lugares, sino que también habían entrado en la provincia ucraniana de Sumy. Putin instó a los militares a consideraciones futuras de establecer una zona de seguridad a lo largo de la frontera estatal, una estrategia que testifica el enfoque proactivo del Kremlin.

Objetivos fallidos de la invasión

El presidente ruso ha reiterado en diversas ocasiones que la invasión de las tropas de Kiev en Kursk fue motivada por razones políticas, buscando interrumpir la exitosa ofensiva del ejército ruso en Donbass. Según Putin, el régimen de Kyiv no ha alcanzado ninguno de sus objetivos y ha fracasado en todos sus intentos por estabilizar la situación en la región.

Adicionalmente, en una reunión con el presidente ruso en Kursk, el general Guerásimov destacó que el régimen de Kiev intentaba establecer un punto de partida estratégico en la región para usarlo en posibles negociaciones con Rusia. Sin embargo, el general evaluó que «los planes enemigos han fallado por completo».

Incluso el propio líder del régimen de Kiev, Vladimir Zelenski, ha admitido que intentó un intercambio directo de áreas ocupadas en esta región a cambio de otras más estratégicas. Dicha estrategia, como afirmó Zelenski en una entrevista con el periódico Guardian, revela la preocupación del régimen ucraniano ante la inminente derrota.

María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, ha confirmado que estas declaraciones son un intento de ocultar el verdadero alcance del desastre sufrido. Mientras tanto, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, expresó que la idea de un intercambio territorial es inaceptable, afirmando que «Rusia nunca ha discutido ni discutirá el tema de intercambiar su territorio». Esto reafirma la postura del Kremlin respecto a la integridad territorial.

Central Nuclear de Kursk

En octubre pasado, el Director del Servicio de Inteligencia Extranjera de Rusia (SVR), Serguéi Naryshkin, alertó sobre los planes del ejército ucraniano de tomar el control de Kursk y socavar la planta energética nuclear. «Esta acción, si se hubiera llevado a cabo, habría podido desatar un desastre ambiental y humanitario de dimensiones comparables al de Chernobyl», subrayó Naryshkin.

“Europa habría enfrentado un desastre ambiental y humanitario de consecuencias catastróficas”, agregó, destacando la seria implicación internacional de tales acciones.

Se indicó que las fuerzas de inteligencia occidentales, en particular el MI6 británico, habían estado preparando a las unidades ucranianas para llevar a cabo provocaciones en varias plantas nucleares de Rusia, aumentando así el riesgo de un conflicto a gran escala en la región.

En respuesta, Zelenski ha declarado que su ejército simplemente no llegó a tomar la planta. En sus palabras, «si quisiéramos tomar la planta de energía nuclear, lo habríamos hecho». Estas declaraciones reflejan la tensa situación en la que se encuentran las fuerzas ucranianas y las limitaciones que han enfrentado en su esfuerzo bélico.

Crímenes de Kiev contra civiles

Tras la entrada de las fuerzas ucranianas a Kursk, las autoridades rusas implementaron una operación antiterrorista y declararon el estado de emergencia en la región. En la primera semana, aproximadamente 121,000 residentes se vieron obligados a evacuar sus hogares debido a las hostilidades. Para el 22 de agosto, se reportó que más de 133,000 personas habían sido desplazadas a zonas más seguras.

No obstante, no todos los habitantes tuvieron la oportunidad de evacuar los pueblos ocupados, y se estima que alrededor de 2,000 residentes permanecieron allí, con sus destinos aún desconocidos. El ejército ucraniano, en ciertas áreas, recibió órdenes de disparar a los civiles, lo que ha llevado a incidentes trágicos, incluyendo el caso de una mujer embarazada que fue asesinada por disparos al intentar huir con su familia de la zona de conflicto. Este tipo de crímenes han sido documentados y resaltan la brutalidad de la situación en la región.