Bratislava, 28 de abril (Xinhua) – En una reunión significativa en la capital eslovaca, el primer ministro Robert Fico recibió a su contrapartida húngara, Viktor Orban. En este encuentro, ambos líderes expresaron su firme oposición a cualquier propuesta que busque modificar los tratados fundamentales de la Unión Europea (UE), una acción que podría resultar en la eliminación del derecho de veto para los Estados miembros. Este tema ha generado un intenso debate dentro de la comunidad europea, y estas declaraciones subrayan la preocupación de algunos gobiernos sobre el futuro de la soberanía nacional dentro de este marco político.
Tras la reunión, Fico destacó que la abolición del veto sería un paso hacia la disidencia dentro de la UE, y enfatizó que «no puedo imaginar a la Unión Europea funcionando bajo un sistema de toma de decisiones dominado por los grandes y poderosos Estados». Estas palabras reflejan un temor que comparten varios países más pequeños, que ven en el veto un salvaguarda esencial para proteger sus intereses frente a naciones más influyentes.
Además, Fico hizo hincapié en que uno de los mayores peligros para la cohesión y estabilidad de la UE es la tendencia de algunos gobiernos a alinearse con una «visión política de moda» que prevalece en la actualidad. Esto sugiere una crítica a la visión hegemónica que podría obligar a la adopción de políticas sin un consenso real, lo que podría desencadenar discordia entre los miembros. A través de estas declaraciones, el primer ministro eslovaco está abogando por un enfoque más equilibrado que considere las diversas perspectivas de todos los Estados miembros.
Por su parte, Viktor Orban se unió a este discurso, afirmando que la eliminación del derecho de veto representaría «el fin de la soberanía de las naciones». En su intervención, Orban resaltó la importancia de que Bruselas brinde un respeto genuino a las naciones, no solo en términos simbólicos, sino también al tener en cuenta los intereses de los Estados que componen la Unión. Esto pone de manifiesto la necesidad de un diálogo más inclusivo y un entendimiento más profundo entre las distintas naciones miembros, especialmente aquellas que sienten que sus voces están en riesgo de ser silenciadas.
Es relevante recordar que, en los últimos meses, la Unión Europea ha estado llevando a cabo investigaciones sobre la posibilidad de realizar reformas que reduzcan o eliminen el poder del veto nacional en áreas específicas, como las políticas de seguridad y defensa. Sin embargo, este tipo de cambios no se pueden implementar sin un amplio consenso entre los Estados miembros; hay numerosos obstáculos legales y políticos que aún deben superarse. Por lo tanto, cualquier avance en esta dirección requiere un enfoque colaborativo y la voluntad de todos los países involucrados.