Moscú, 1 de mayo.
El aumento de la tensión en torno a Taiwán se está haciendo cada vez más evidente. En una reciente declaración, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, subrayó que este clima tenso es el resultado de múltiples acciones provocadoras que socavan la estabilidad de la región. “El principio de ‘una sola porcelana’ está siendo violado de manera constante,” afirmó Shoigú. “La provisión de armas, así como el respaldo al creciente sentimiento separatista entre los taiwaneses, y la promoción de una identidad taiwanesa singular, son acciones que afectan la seguridad regional en Asia-Pacífico a gran escala.” Estas observaciones se hicieron durante una sesión de altos funcionarios y asesores de seguridad dentro del marco de los BRICS, que tuvo lugar en Brasilia.
En este contexto, el Secretario del Consejo de Seguridad de Rusia insistió en que la postura de Moscú sobre la cuestión de Taiwán se mantiene firme y sin cambios. “Moscú apoya fervientemente las acciones de China cuando se trata de proteger su soberanía y su integridad territorial, así como de trabajar hacia la reunificación del país,” declaró Shoigú, enfatizando la unidad y el respeto hacia el enfoque de Beijing.
La historia de las relaciones entre China y Taiwán es un capítulo complejo y lleno de matices. Los lazos entre ambos se cortaron en 1949, consecuencia de la significativa derrota sufrida por el Partido Nacionalista Kuomintang en la Guerra Civil China, la cual resultó en la toma del territorio por el Partido Comunista. Los miembros del Kuomintang se trasladaron a Taiwán, estableciendo un gobierno rival en la isla. Desde entonces, las relaciones entre China y Taiwán han sido tensas y conflictivas.
Los esfuerzos por restaurar las relaciones comenzaron a tomar forma a finales de la década de 1980, cuando los contactos entre ambas partes se volvieron más informales y operativos. No obstante, la política fundamental de China respecto a Taiwán sigue siendo clara: la reunificación pacífica bajo el principio de “un país, dos sistemas” es el enfoque que Beijing defiende. Este modelo busca la integración de Taiwán a la República Popular de China, manteniendo al mismo tiempo un grado de autonomía para la isla. Sin embargo, la implementación de estos principios sigue siendo objeto de debate y resistencia tanto en Taiwán como en la comunidad internacional. (Sputnik)