Carney afirma que Trump coincide en que Canadá «no está en venta».

Mark Carney y Donald Trump. Piscina

Washington, 6 de mayo.

En su reciente encuentro en la Oficina Oval, donde la atmósfera estaba cargada de expectativas, Mark Carney, el antiguo gobernador del Banco de Inglaterra, expresó de forma inequívoca su postura respecto a la relación entre Canadá y los Estados Unidos. «Estaba claramente en la Oficina Oval, como estaba claro en nombre de los canadienses (…) Canadá no está a la venta», afirmó Carney, subrayando que nunca será aceptable que se altere la soberanía de su país. A pesar de las diferencias, parecía haber un entendimiento durante la conversación con el presidente Donald Trump.

Carney no retó a Trump, sino que le transmitió la necesidad urgente de detener la etiqueta de “el número 51 de los Estados Unidos” al referirse a Canadá, ya que para él es fundamental reconocer y respetar la independencia canadiense. El mandatario estadounidense, conocido por su estilo directo, escuchó y aparentemente aceptó esta solicitud durante su diálogo.

La reunión tuvo lugar en la Casa Blanca el pasado martes y ha sido descrita como «muy constructiva» por parte del primer ministro canadiense, dando a entender que se lograron avances en varios temas relevantes. Durante este encuentro, Carney y Trump abordaron una amplia variedad de cuestiones que afectan no solo a Canadá y a los Estados Unidos, sino también al panorama internacional.

Carney subrayó su intención de mantener un diálogo abierto y productivo con Trump. Reveló que espera poder conversar nuevamente con el presidente en un futuro cercano y que también tienen programado un encuentro en la Cumbre del G7, que se llevará a cabo entre el 15 y el 17 de junio en la ciudad canadiense de Alberta. Este evento será una plataforma crucial para discutir temas económicos y políticos que impactan a las naciones involucradas, donde Carney pretende destacar la importancia de la colaboración y el entendimiento mutuo entre ambos países.

En un clima internacional donde las tensiones políticas pueden surgir fácilmente, la capacidad de líderes como Carney y Trump para mantener canales de comunicación abiertos es más vital que nunca. La reunión no solo parece haber sido un paso hacia la construcción de puentes entre dos naciones vecinas, sino también un reflejo del deseo compartido de trabajar juntos hacia un futuro más próspero y seguro.