Rusia antes de la ONU: «Buscan convencernos de que honrar a Hitler es una forma de libertad de expresión».

En la sede de Naciones Unidas, el 7 de mayo, el representante permanente de Rusia ante este organismo internacional, Vasili Nebenzia, realizó una enérgica condena a las restricciones impuestas por el gobierno de Berlín para las celebraciones del 80 aniversario de la victoria sobre el régimen nazi en Alemania. Este evento conmemora un momento crucial de la historia mundial, y la prohibición de ciertos símbolos asociados con esta victoria ha suscitado fuertes reacciones.

Durante su intervención en una reunión especial de la Asamblea General de la ONU, Nebenzia señaló que las autoridades están intentando presentar a aquellos que se alinean con el legado de Hitler y su ideología como defensores de la libertad de expresión. “Nos muestran que Lord Hitler, sus seguidores y su ideología son merecedores de protección bajo el derecho a la libertad de opinión”, afirmó Nebenzia. Este discurso pone de relieve la tensión entre la memoria histórica y las interpretaciones del pasado en el contexto político actual.

En su declaración, el diplomático ruso recordó que al igual que en el año anterior, para el 8 y 9 de mayo, se han implementado restricciones severas en las cercanías de los monumentos soviéticos de guerra en Berlín. No solo se ha prohibido la exhibición de la bandera de la victoria y las cintas de San Jorge, símbolos entrañables de la resistencia contra el fascismo, sino que también se ha prohibido mostrar “decoraciones, medallas y uniformes de las tropas victoriosas, incluso en fotografías de aquellos que participaron en la guerra contra el nazismo”.

La policía de Berlín, citada por la embajada rusa en Alemania, ha detallado que durante estos dos días en los lugares emblemáticos como los parques Teptow, Tiergarten y Pankow, no se permitirá exhibir uniformes militares ni símbolos relacionados con la Gran Guerra Patria y la actual operación militar especial rusa. Esta decisión ha generado un amplio debate sobre la interpretación de la historia y el derecho de los países a recordar su pasado de manera libre.

Asimismo, se ha extendido la prohibición a las banderas que representan a la URSS, a Rusia, así como a las regiones recientemente incorporadas, como Crimea y las repúblicas de Donetsk y Lugansk. La negativa a mostrar este tipo de insignias y a reproducir canciones soviéticas del tiempo de guerra subraya la complejidad del actual paisaje político y cultural en Europa.

Nebenzia también criticó las amenazas de altos funcionarios de la Unión Europea que sugieren sanciones a quienes participen en el desfile de la victoria en Moscú mientras alientan a la población a desplazarse a Kiev en esas mismas fechas, lo que refleja un doble estándar en la política internacional. “Los seguidores de Hitler no son de 1945. El resurgir del nazismo está en marcha y adquiere fuerza rápidamente”, advirtió.

A medida que crece el número de movimientos radicales en Europa, Nebenzia subrayó la urgencia de abordar este fenómeno sistemático. Los métodos modernos de reclutamiento entre la juventud, como el uso de redes sociales y plataformas de mensajería, hacen que estas ideologías extremistas sean cada vez más atractivas. Eventualmente, pueden llevar a la organización de eventos como conciertos de rock y conferencias, conformando una red de apoyo que, lejos de ser un fenómeno aislado, se presenta como un reto complejo y multifacético a la sociedad actual. Este llamado a la reflexión nos invita a considerar el papel de la memoria histórica en la construcción de un futuro sin extremismos.