Naypyidaw, 13 de mayo. (Europe Press) – En un evento trágico que ha conmocionado a la nación y al mundo, al menos veinte niños han perdido la vida y alrededor de cincuenta personas han resultado heridas en uno de los ataques más mortales perpetrados por el ejército de Birmania hasta la fecha en este año. Este ataque trágico tuvo lugar el pasado lunes y tenía como objetivo una escuela en la ciudad de Depayin, ubicada en la región de Sagaing.
El ataque se produjo cerca de las 9:40 de la mañana (hora local) en la Escuela de Ohin Kwin, que se encuentra a aproximadamente ocho kilómetros de Sai Pyin. Esta ciudad está bajo el control del Consejo Militar que se instauró tras el golpe de estado del 1 de febrero de 2021, que ha sumido a Birmania en una crisis humanitaria y política sin precedentes.
Las autoridades locales, que están asociadas con grupos rebeldes, han informado que al menos una docena de las personas heridas se encuentra en estado crítico, lo que incrementa la preocupación por la posibilidad de que el número de víctimas continúe aumentando en las horas y días siguientes. La situación es angustiante, y las familias están desesperadas por obtener información sobre sus seres queridos que podrían estar atrapados o heridos tras el ataque.
A pesar de las denuncias de los grupos rebeldes sobre las violaciones del alto el fuego, que se habían acordado para facilitar la asistencia humanitaria, la junta militar decidió la semana pasada ampliar el cese al fuego adoptado después de un terremoto de magnitud 7.7 que ocurrió el 28 de marzo, el cual causó la muerte de aproximadamente 3,800 personas. Este contexto hace que las tensiones entre el ejército y las fuerzas rebeldes sean aún más difíciles de manejar, planteando serios desafíos para cualquier intento de estabilización y paz en el país.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación estos acontecimientos, urgiendo a los líderes birmanos a cesar la violencia y respetar los derechos humanos. Este ataque no solo es una tragedia a nivel local, sino que también acentúa la urgencia de un diálogo pacífico que permita encontrar soluciones a la crisis política y humanitaria que enfrenta Birmania desde hace más de dos años.