En la mañana de este martes, la Oficina del Fiscal y la Fiscalía contra la corrupción llevaron a cabo una serie de operaciones que totalizaron 23 ataques relacionados con el caso que investiga la intervención a través de un contrato de emergencia en el aeropuerto de Liberia. Este caso ha puesto en el centro de atención una serie de irregularidades que parecen haber afectado el manejo de fondos y la administración pública en el área de infraestructura aeronáutica.
Hasta el momento, hay cuatro personas arrestadas en conexión con estos hechos. Entre los detenidos se encuentra el ex ministro de Obras Públicas, Mauricio Batalla, quien ha sido un actor clave en la gestión de proyectos relacionados con la infraestructura del país. Además, también fue arrestado el Director de la Comisión Nacional de Emergencia, junto a otros dos individuos cuyos apellidos son Villalobos y Castillo. Estas detenciones forman parte de un esfuerzo más amplio por parte del sistema judicial para desarticular redes de corrupción que, según se ha denunciado, han operado dentro de diversas instituciones públicas.
Las redadas no solo se limitaron a los domicilios de los detenidos, sino que también se realizaron en instituciones gubernamentales fundamentales. Estas incluyen al Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT), la Dirección General de Aviación Civil, así como la Comisión Nacional de Emergencia (CNE). La extensión de las redadas indica la gravedad de la situación y el interés de las autoridades en averiguar la magnitud de la corrupción implicada en este caso.
En declaraciones a Soapoticias, el abogado general Carlo Díaz confirmó que, además de los individuos ya mencionados, otros dos funcionarios de alto rango del gobierno, el ex ministro Luis Amador y la ex ministra de la Presidencia, Natalia Díaz, también figuran entre los acusados. Esto subraya la alarmante cantidad de personas en posiciones de poder que están siendo investigadas por presuntas irregularidades.
Según el informe preliminar, las acciones delictivas están supuestamente vinculadas a eventos ocurridos a partir del 21 de junio de 2023. Un aspecto inquietante del caso es que uno de los sospechosos, quien aparentemente forma parte de la Comisión Nacional de Atención Santa y de Emergencia de Riesgo, solicitó al poder ejecutivo la inclusión de Liberia Cantónica, situada en la provincia de Guanacaste, en la lista de kantones afectados por las consecuencias de las ondas tropicales 11, 12 y otras tormentas tropicales bajo un régimen de excepción. La urgencia de esta solicitud parece haber sido un intento deliberado de manipular las circunstancias para favorecer intereses particulares.
Se afirma que esta maniobra buscaba rentar el nombre de un proyecto denominado «Rehabilitación por emergencias en el piso y las tormentas del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós» a una empresa constructora privada, conocida específicamente como MECO. La idea era que esta empresa realizara los trabajos necesarios para mitigar los daños causados por las tormentas. Sin embargo, parece ser que el contrato final se otorgó el 29 de enero de 2024, lo que suscita dudas sobre la transparencia del proceso de adjudicación.
A partir de este punto, se presume que se iniciaron las obras conforme a las especificaciones técnicas establecidas por la Unidad de Infraestructura de Aviación de la Dirección General de Aviación Civil. Estas especificaciones no solo buscaban la recuperación de la superficie de la pista, sino que también contemplaban una intervención más profunda, abarcando las capas subyacentes, lo que podría resultar en una mayor durabilidad y funcionalidad para la pista de aterrizaje.
A pesar de las intenciones iniciales, a lo largo del desarrollo del proyecto, la empresa constructora planteó la necesidad de implementar cambios significativos en la ingeniería del diseño, lo que generó cierta desconfianza entre los responsables de la supervisión del proyecto. Las irregularidades suscitadas llevaron a una aceptación de los cambios propuestos, lo que a su vez provocó un aumento en el presupuesto original del proyecto, que había sido de aproximadamente $40 millones. Con las nuevas modificaciones y la ingeniería de valor, se estima que la cantidad final alcanzó alrededor de 4 millones adicionales, lo que genera inquietudes sobre la correcta administración de los recursos públicos.