Brasilia, el 16 de mayo (Latin Press) – El ex presidente Jair Bolsonaro, quien se convirtió en un tema candente después de la controvertida elección de 2022, aseguró en una entrevista que, en caso de ser condenado, no planea escapar de Brasil a pesar de recibir sugerencias de su entorno para que lo haga. En una entrevista adicional con la radio Auriverde Brasil, declaró: «Algunas personas dicen que tengo que salir de Brasil. No dejaré Brasil; si me arrestan, iré a la cárcel, sea por 40 años o más». Esta declaración ha resonado con muchos seguidores y detractores, destacando la tenacidad de Bolsonaro incluso ante la adversidad.
Las acusaciones en su contra son graves, incluyendo un intento violento de derrocar el estado democrático de derecho, así como cargos de ser parte de una organización criminal armada y causar daños significativos a la herencia pública. La complejidad del caso significa que la fecha de su posible sentencia dependerá de la duración de los procedimientos judiciales, audiencias y los recursos legales que se presenten.
A pesar de las serias denuncias, Bolsonaro ha mantenido su postura desafiante, rechazando la idea de haber protagonizado un golpe de estado. «¿Qué crimen? Un crimen imposible, como algo de Minnie y Donald Duck», esgrimió, apuntando a la falta de fundamento en las acusaciones en su contra. Sin embargo, si el tribunal le declara culpable, la condena podría ascender hasta 39 años en prisión. Ante este oscuro futuro, el expresidente ha expresado su desánimo: «Tengo 70 años, estoy casi muerto después de mi última operación. La verdad es que la prisión parece ser mi destino final».
Durante la entrevista, se destacó una vez más su narrativa mantenida desde que comenzaron las investigaciones en su contra. «El sistema quiere sacarme del radar político. Yo tengo información y la humildad para hablar con las personas, buscando siempre la verdad», afirmó. Esta reflexión señala su entendimiento de que su figura política sigue siendo relevante en la sociedad brasileña.
Aún mantiene esperanzas de poder participar en las elecciones de 2026 contra el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva. Reiteró su convicción de que hay fuerzas que desean que se aleje del poder, pero está seguro de que si logra obtener el 50% de los escaños en las cámaras legislativas, podría ayudar a resolver muchos de los problemas que enfrenta Brasil.
El proceso actualmente avanza en la fase de investigación penal, donde la Corte Suprema está recopilando declaraciones y pruebas, permitiendo que ambas partes, la acusación y la defensa, presenten sus casos. Al finalizar esta fase, el Ministro Alexandre de Moraes, quien supervisa el caso, preparará un informe que será evaluado por el pleno de la corte, para determinar si existen suficientes elementos para proceder con una posible condena.
Entre las acciones a las que se le atribuyen a Bolsonaro se encuentran la promoción de posibles disturbios y el llamado a una insurrección similar a la que tuvo lugar el 8 de enero de 2023, cuando manifestantes afines a su ideología invadieron y saquearon las principales sedes del gobierno, incluyendo el Congreso Nacional y el Palacio de Planalto. Este episodio ha marcado un antes y un después en la política brasileña, elevando el debate sobre la estabilidad del sistema democrático en el país.
