La Paz, ABR (Xinhua) – El Partido Político del Frente para la Victoria (FPV) en Bolivia ha decidido romper su alianza con el presidente Evo Morales, quien ha ocupado la presidencia desde 2006 hasta 2019. Este rompimiento ha dejado a Morales sin el apoyo crucial que necesitaba y sin una plataforma viable para sus aspiraciones en las elecciones presidenciales programadas para el 17 de este mes, como lo informó el líder del FPV, Eliseo Rodríguez, en una conferencia de prensa el miércoles pasado.
Rodríguez explicó que esta interrupción de la alianza es el resultado de las recientes declaraciones de Morales, quien insinuó que tiene otro partido político en mente que lo respaldará en su intento por una cuarta reelección presidencial en Bolivia. «Ayer nos sorprendió con su declaración, lo que sugiere que ya tienen otro partido… Estaremos preparados para participar en estas elecciones, ya sea en una alianza o de forma independiente,» afirmó Rodríguez visiblemente afectado por este cambio de dirección.
La situación actual de Morales es incierta y complicada. El ex presidente, conocido por ser una figura central en la política boliviana, ha pasado por un proceso de expulsión del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido que lo llevó al poder. Esta decisión fue ratificada por el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que respaldaron la decisión tomada bajo la dirección de Grover García, estrechamente ligado al actual presidente Luis Arce.
A pesar de las adversidades, Morales sigue reafirmando su candidatura, sin embargo, debe enfrentar las realidades del marco constitucional boliviano que prohíbe la reelección indefinida, lo que plantearía serias dudas sobre la legalidad de su candidatura. Además, el TSE ha abierto un proceso para verificar si el FPV cumple con los requisitos esenciales para funcionar como un partido político, dado que no logró alcanzar el 3% de los votos necesarios en las elecciones de 2020.
Si el TSE confirmara que el FPV no cumple con estos requisitos, el partido podría perder su estatus legal, lo que implicaría que cualquier futura postulación que haga Morales sería inviable. Esto supondría un golpe mortal a sus aspiraciones políticas, dejando a Morales en una posición delicada.
Con el FPV fuera de la ecuación y sin el respaldo de un partido formalmente reconocido por el TSE, Morales se encuentra en una encrucijada, sin un partido que lo respalde y con serias limitaciones para avanzar en su candidatura a las elecciones de agosto. Esto significa que el conocido ex líder boliviano, que simboliza la resistencia indígena y de la izquierda, enfrenta un panorama político extremadamente complicado mientras intenta abordar la situación actual de su legalidad y viabilidad en la política nacional.