El canciller de Irán condena el incendio en la embajada del país en Suecia.

Teherán, 10 de mayo (Sputnik) .- En recientes novedades, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, sostuvo una conversación telefónica significativa con su contraparte en Suecia, Maria Malmer Steargard. Durante esta conversación, Araghchi no escatimó en expresar fuerte condena por el incendio intencionado que tuvo lugar en la embajada iraní ubicada en Estocolmo, lo cual fue destacado en un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán.

En sus declaraciones, el Ministro de Asuntos Exteriores enfatizó la gravedad de la situación, insistiendo en que el gobierno sueco debe tomar medidas enérgicas contra los responsables de este acto vandalismo. La embajada iraní ha sufrido una serie de ataques que han puesto en riesgo la integridad de su personal y su infraestructura. El llamado de Araghchi es claro: exige que el gobierno sueco no solo actúe contra los autores del ataque, sino que también implemente las acciones necesarias para prevenir que incidentes similares sean compartidos y promovidos a través del canal Telegram asociado con la embajada.

De acuerdo con la información proporcionada por la embajada iraní en la capital sueca, se reportó que el ataque involucró el uso de 40 litros de combustible, los cuales fueron rociados en la entrada principal de la misión diplomática en la noche del 30 de abril. Este comportamiento muestra no solo una falta de respeto hacia la diplomacia internacional, sino también un potencial peligro para la seguridad del personal diplomático.

Afortunadamente, no se reportaron lesiones entre el personal, pero los daños materiales sí fueron significativos. Las instalaciones eléctricas y los cables internos de la embajada quedaron «gravemente dañados», lo que representa un obstáculo serio para el funcionamiento básico de las operaciones diplomáticas en la sede. La comunidad internacional observa atentamente la respuesta de Suecia ante este acto de agresión, dado que establece un precedente sobre cómo se manejan y protegen las leyes y normas que rigen las relaciones diplomáticas.

Los actos de vandalismo como este reflejan un clima de creciente hostilidad y desconfianza en varias regiones del mundo, poniendo en cuestionamiento la seguridad de las misiones diplomáticas. El incidentes como el que ocurrió recientemente en Estocolmo subraya la necesidad urgente de que los estados implementen protocolos de seguridad más robustos para salvaguardar las embajadas y los funcionarios que las representan.