Un hecho trascendental ha tenido lugar en Seúl, donde el Tribunal Constitucional de la República de Corea ha ratificado una decisión tomada por la Asamblea Nacional que culmina en el rechazo del presidente Yoon Suk-Yool. Este rechazo se produjo en el contexto de su imposición de la ley marcial, hecho que ha capturado la atención de la población y los medios de comunicación. La transmisión en vivo de este proceso judicial reveló el impacto del fallo y la seriedad con la que se manejan tales situaciones en el ámbito político del país.
Durante la sesión, el presidente interino del tribunal, Moon Hyung-Bae, anunció la decisión colegiada de ocho jueces, los cuales votaron unánimemente a favor del despido de Yoon. Este hecho es significativo, ya que sitúa al presidente Yoon en una posición histórica: es el segundo presidente de Corea del Sur en ser destituido después de que el expresidente conservador Park Geun-Hye sufriera una fate similar en 2017, también tras una audiencia política. Esta decisión refleja la severidad con que la nación aborda las crisis políticas y los abusos de poder.
De acuerdo con la normativa vigente, la decisión del tribunal entra en vigor de manera inmediata. Esto impone un plazo de 60 días para la realización de elecciones presidenciales anticipadas, lo que significa que el país deberá enfrentar un proceso electoral muy pronto. La pérdida de poder presidencial de Yoon Suk-Yool se define como un hecho sin precedentes en la política surcoreana reciente, y evidentemente, habrá repercusiones políticas significativas que necesitarán ser abordadas en los próximos días.
Yoon Suk-Yool se convierte así en el tercer presidente en la historia del país en ser objeto de una audiencia política por parte de la Asamblea Nacional. Este hecho no es menor, ya que se ha visto un patrón en cómo el sistema político surcoreano reacciona ante la posibilidad de abuso de poder por parte de sus líderes. A modo de comparación, el expresidente liberal Roh Moo-Hyun fue restaurado en su cargo tras una audiencia política en 2004, mostrando que hay precedentes de retorno al poder, aunque en este caso específico, el resultado fue drástico y concluyente.
El acto que dio origen a la controversia ocurrió la noche del 3 de diciembre pasado, cuando Yoon declaró una sensación de militarización en el país. Sin embargo, esta medida fue rápidamente revocada por la Asamblea Nacional, que estaba bajo el control de la oposición. Esta acción de revocación reflejó un rechazo contundente del gobierno de Yoon y preparó el terreno para las discusiones posteriores sobre su destitución.
Desde que se aprobó el movimiento para destituir a Yoon el 14 de diciembre del año pasado, se realizaron un total de 11 audiencias en el Tribunal Constitucional, señal de lo exhaustivo del proceso que condujo al fallo final. En comparación, este proceso tomó 111 días, lo que lo hace más prolongado que la destitución del expresidente Park, que tomó 92 días, y menos que la del presidente Roh, que fue de 64 días. Este periodo prolongado subraya la complejidad y la importancia de las decisiones tomadas en el contexto político surcoreano.