La ciudad de Santa Cruz, Bolivia, fue el escenario de declaraciones significativas el pasado 16 de mayo, cuando Evo Morales, el ex presidente de Bolivia que ocupó el cargo de 2006 a 2019, desestimó cualquier posibilidad de una alianza con lo que él describe como «el peor gobierno» del continente. Morales se refería a la administración del actual presidente boliviano, Luis Arce, quien se encuentra alineado con inclinaciones políticas más hacia la derecha. Este posicionamiento ha generado un ferviente debate en el panorama político boliviano.
En un comunicado difundido a través de sus plataformas de redes sociales, Morales enfatizó la idea de que «la unidad del bloque popular indígena nunca será posible con aquellos que han perpetrado nepotismo y han influido en la corrupción, desviando recursos económicos del estado.» Su crítica hacia la administración de Arce destaca una profunda desconfianza y un cuestionamiento de la legitimidad de cualquier intento de unidad política que incluya a su gobierno. Además, Morales subrayó que no puede existir un verdadero esfuerzo de unidad en un contexto donde prevalezca la corrupción y la deshonestidad.
El mismo día de sus declaraciones, se anunciaba que una marcha significativa se llevaría a cabo en La Paz, donde se prevé que varios candidatos registren oficialmente sus postulaciones ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Sin embargo, este proceso se complica debido a la reciente desactivación de la candidatura de Morales por parte del Tribunal Constitucional Plurinacional, lo que añade una capa de tensión y controversia al evento político.
El Ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, no tardó en advertir sobre la posibilidad de arresto de Morales si este decidiera regresar a La Paz, citando una investigación activa relacionada con un caso de abuso sexual que data de 2016. Esta advertencia plantea una situación complica para el ex presidente, quien ha manifestado la intención de participar en el proceso electoral, a pesar de los obstáculos legales que enfrenta.
Morales, en su discurso, también criticó a aquellos quienes, en su opinión, actúan para criminalizar las protestas sociales, afirmando que dicha criminalización es peor que las acciones de los gobiernos de facto. «No se puede construir unidad con quienes han administrado un gobierno desastroso, que ha llevado a la población a pasar hambre y ha desestabilizado el crecimiento económico que logramos durante nuestro mandato», enfatizó Morales, reflejando su descontento con el actual estado de la gobernanza en el país.
Es importante mencionar que el plazo para el registro de candidatos se ha extendido, pasando del 14 al 19 de mayo, y el TSE preverá habilitar a los postulantes hasta el 6 de junio, de acuerdo a lo estipulado en el calendario electoral de este año. Todo este proceso electoral está marcado por la tensión política y las controversias que rodean a figuras como Evo Morales, cuyo legado sigue influyendo de manera significativa en el debate político actual en Bolivia. (Sputnik)