Port Príncipe, 24 de abril (Latin Press) En un suceso alarmante que resalta la creciente amenaza de la criminalidad en Haití, miembros de una pandilla, ya responsables de destruir varios medios de comunicación en el país, han tomado el control de la estación de radio Panik FM 97.5. Esta acción ha llevado a renombrar la emisora como Taliban FM, un cambio significativo que busca sembrar el miedo y terror en la población local que, lamentablemente, ya vive en condiciones de constante inseguridad.
La situación comenzó a intensificarse cuando los atacantes, que operan principalmente en la ciudad de Mirebalais, situada en el Departamento de Centro, tomaron las riendas de esta estación de radio comunitaria. Este hecho ha sido liderado por Jeff Gwo Lwa, el líder del grupo armado conocido como Canaán, quien se ha convertido en una figura notoria y temida en la región.
Una vez en control de la emisora, la pandilla empezó a emitir sus propios programas, reemplazando las emisiones regulares con mensajes que no solo incitan al terrorismo, sino que también están impregnados de música que refleja su cultura y sus valores distorsionados. Este cambio de programación no es meramente recreativo; tiene un objetivo claro: imponer su dominio sobre los ciudadanos y difundir discursos de miedo y manipulación.
De acuerdo con un informe del periódico local Kominotek, este acto es considerado un ataque directo a la libertad de prensa en Haití. Lo que es aún más preocupante es que, con este tipo de acciones, los miembros de la pandilla están intentando normalizar la violencia en la sociedad haitiana, perpetuando un ciclo de temor y opresión. Esta herramienta de propaganda resalta el creciente poder que los grupos criminales están ejerciendo sobre la población, desnudando la ineficacia del Estado para responder de forma adecuada a estas crisis.
El fenómeno de Taliban FM es represivo y marca un precedente muy peligroso, ya que las pandillas ya no solo están limitadas a controlar las calles y comunidades, sino que ahora utilizan los medios de comunicación como un propulsor de su influencia. Este desarrollo no solo pone de relieve la fragilidad de las instituciones en Haití, sino que también representa un desafío considerable para la sociedad civil y la recuperación de un estado democrático en el que la libertad de expresión sea respetada y protegida.