Phishing, fraude y acoso en línea: la nueva dimensión del delito digital.

Las amenazas a la ciberseguridad son una realidad preocupante y afectan a millones de personas en todo el mundo. Entre las más comunes se encuentran el fraude, el ciberacoso y el robo de identidad, todos con consecuencias que pueden ser tanto financieras como psicológicas. Es vital reconocer que los países centroamericanos no son inmunes a estas amenazas que están en constante evolución.

De acuerdo con ESET, una empresa de renombre especializada en la detección proactiva de amenazas, la información es considerado el recurso más valioso en la actualidad, tanto que muchos la denominan el nuevo «oro» en la era digital. Vivimos en un entorno donde la protección de datos es crucial.

Las formas de fraude, que incluyen fraudes en línea y técnicas de phishing, pueden derivar en pérdidas económicas significativas para las víctimas. Por otro lado, el ciberacoso tiene un impacto devastador en la salud mental de aquellos que lo sufren, creando un ciclo de angustia y desconfianza.

El robo de identidad, otra forma insidiosa de ataque cibernético, no solo puede resultar en la pérdida de bienes, sino que también puede deteriorar la calificación crediticia de la víctima, creando problemas financieros a largo plazo e incluso complicaciones legales.

“Es fundamental recordar que en la discusión actual sobre ciberseguridad, todas las empresas están compuestas por personas, convirtiéndose en parte de un ecosistema más amplio. No podemos disociar los diferentes tipos de seguridad; no hay una seguridad específica para el hogar y otra distinta para el ámbito empresarial”, señala un experto en la materia.

“Todos los esfuerzos deben orientarse hacia la protección de las personas, ya que cada uno de nosotros podemos ser víctimas potenciales de un ciberataque”, continúa. “Esto es especialmente relevante dado que todos manejamos datos y los ciberdelincuentes frecuentemente buscan acceder a nuestros datos bancarios o llevar a cabo fraudes financieros mediante técnicas de phishing.” Explica Martina López, especialista en seguridad informática de ESET Latinoamérica.

El impacto del fraude en línea y phishing

Las estafas en línea, que abarcan desde fraudes en inversiones hasta transacciones de compra fraudulentas, pueden costar a las víctimas miles de millones de dólares. Un informe de McKinsey & Company, una reconocida consultora de estrategia global, proyecta que las inversiones globales en ciberseguridad alcanzarán más de 200 mil millones de dólares para el año 2024. Esto subraya la importancia crítica de la ciberseguridad en la actualidad.

Por otro lado, la falta de medidas en ciberseguridad puede resultar en pérdidas significativas. Según el Informe sobre Delitos en Internet 2024 del FBI, las pérdidas globales atribuibles a delitos cibernéticos alcanzan los 16.600 millones de dólares, lo que representa un aumento notable del 33% en comparación con el año anterior.

Los ataques de phishing están en auge. Este mecanismo de engaño a menudo se presenta en forma de mensajes que llegan a través de aplicaciones de mensajería, correos electrónicos o SMS, instando a los usuarios a hacer clic en enlaces maliciosos. Dichos enlaces redirigen a sitios web falsificados que imitan a los originales, con el único propósito de robar información personal y confidencial. Un caso reciente en El Salvador ilustra este problema; se detectó una campaña de phishing en la que los atacantes simulaban notificaciones de penalizaciones, utilizando imágenes engañosas para atraer a las víctimas.

ciberacoso y cuidado personal

El ciberacoso es un fenómeno alarmante que se manifiesta cuando una persona persigue, insulta o acosa de manera constante a otra utilizando plataformas digitales, como redes sociales o aplicaciones de mensajería.

Por otro lado, el cuidado personal implica que un adulto se haga pasar por un joven de confianza, creando una falsa identidad para ganarse la confianza de su víctima. Esta manipulación puede llevar a intentos de extorsión, como solicitar fotografías íntimas o coordinar encuentros presenciales.

Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables en este contexto. Con plataformas como Snapchat, que cuenta con más de 750 millones de usuarios mensuales, las posibilidades de que se produzcan actos de ciberacoso y grooming son alarmantes. La naturaleza efímera de los mensajes, junto con filtros y funciones de inteligencia artificial, plantea preocupaciones serias sobre la privacidad y la seguridad de los usuarios.

El robo de identidad es otro delito cibernético que ha aumentado en la última década, exacerbado por el crecimiento del comercio electrónico, en particular durante la pandemia, así como por la expansión de videojuegos en línea y las criptomonedas. Los delincuentes pueden usar identidades robadas para realizar retiros de cuentas bancarias, llevar a cabo compras no autorizadas o incluso solicitar préstamos a nombre de la víctima.

Esto no solo afecta la trayectoria crediticia de la víctima, sino que puede acarrear responsabilidades legales por deudas que nunca se contrajeron. Además, el robo de identidad puede hasta impactar la información médica del individuo, creando registros erróneos que podrían tener consecuencias graves.

En este contexto, el experto de ESET concluye lo siguiente: «La ciberseguridad es una consideración crucial en nuestro día a día. Los avances en tecnologías de ciberseguridad, tales como inteligencia artificial y autenticación multifactor, son esenciales para garantizar la protección de individuos y organizaciones frente a las crecientes amenazas cibernéticas».