Madrid, 11 años (Europe Press) – El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha decidido proponer una «agenda positiva» durante su reciente visita a China, enfatizando la necesidad de mantener una «alta interrupción política» entre ambas naciones. Este enfoque se produce como respuesta a las críticas provenientes de los Estados Unidos tras su viaje al gigante asiático. En una conferencia de prensa celebrada después de su encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, como parte de su itinerario que también incluye Vietnam, Sánchez destacó que la relación con China debería fundamentarse en el respeto y la confianza mutuos.
El presidente español subrayó la importancia de seguir desarrollando la relación bilateral con China, sugiriendo que no se deben permitir las tensiones comerciales con Washington para obstaculizar el crecimiento potencial de la cooperación entre China y España, así como entre China y la Unión Europea. «No debemos permitir que la tensión comercial interfiera en el crecimiento de nuestra relación», afirmó Sánchez con firmeza.
Adicionalmente, insistió en que la política exterior española «no está en contra de nadie», resaltando que busca favorecer el entendimiento y la colaboración entre países, mientras defiende un orden mundial basado en el multilateralismo y el libre comercio. También subrayó la necesidad de mantener una relación positiva con Estados Unidos, un «socio histórico», que considera esencial para el beneficio mutuo.
Además, abogó por que la Unión Europea y China trabajen juntos hacia una relación más equilibrada, lo que facilitaría la búsqueda de «soluciones negociadas» para cualquier desacuerdo y fomentaría una mayor cooperación en áreas de interés común.
A favor de la relación ‘beneficiosa’ con los Estados Unidos
Sánchez respondió a las críticas sobre su enfoque hacia China, afirmando que la política exterior española es coherente con la de administraciones pasadas. Destacó que establecer relaciones sólidas con China es ventajoso para enfrentar desafíos globales que afectan a los ciudadanos españoles.
Este tema es especialmente relevante tras las declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Besant, quien cuestionó el momento de la visita de Sánchez a Beijing dado el conflicto comercial en aumento entre Estados Unidos y China. A pesar de esto, Sánchez reiteró su deseo de que España actúe como un puente en el desarrollo de relaciones transatlánticas fuertes.
«Nuestro objetivo es contribuir a una relación positiva entre la Unión Europea y Estados Unidos, que favorezca a ambas partes, recordando que la política exterior de España está orientada a promover la cooperación entre naciones, defendiendo los principios del comercio justo y el multilateralismo», enfatizó Sánchez.
Tensión entre Beijing y Washington
A lo largo de su visita a Beijing, Sánchez se vio rodeado por las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. En un contexto donde Estados Unidos ha anunciado incrementos significativos de aranceles contra China, el presidente español trató de evitar profundizar en estos conflictos, eludiendo detallar el contenido de sus conversaciones con Xi Jinping sobre la relación bilateral entre Estados Unidos y China. «No entraré en las relaciones bilaterales entre estos países», comentó.
Asimismo, desestimó cualquier percepción de división dentro de la Unión Europea respecto al enfoque hacia Estados Unidos y China, aclarando que todos los estados miembros comparten valores e intereses comunes, a pesar de la reciente visita del primer ministro de Italia, Giorgia Meloni, a la Casa Blanca.
Negociación «intensa» con Estados Unidos
Refiriéndose a la primera fase de negociación por aranceles anunciada por Trump, que ofrece un período de 90 días, Sánchez se mostró optimista sobre la disposición de España para generar un diálogo constructivo que buscara soluciones a las tensiones comerciales. Señaló que esta pausa debe interpretarse como una oportunidad para fomentar el diálogo y espera que la Comisión Europea esté dispuesta a abordar esta situación en términos de igualdad con Estados Unidos a fin de lograr el mejor acuerdo para ambas partes.
Sin embargo, precisó que este alto el fuego en la imposición de tarifas no debe interpretarse como un alivio permanente, ya que la tarifa del 25% sobre el acero, el aluminio y los vehículos europeos se mantiene. Por ello, se prevé un período de negociaciones «intensas» hasta el mes de julio, con la esperanza de que se encuentren soluciones «positivas» para Europa.
En otro orden de ideas, Sánchez buscó destacar la colaboración con la Comisión Europea antes de su viaje a China, afirmando que España y Europa defienden «los mismos valores, intereses y principios», los cuales deben basarse en el respeto mutuo y un riguroso marco de comercio internacional.
Ante la situación actual, donde la Unión Europea reconoce a China como un socio estratégico pero también como un competidor, se le preguntó a Sánchez sobre la posibilidad de reformular esta relación para enfatizar un enfoque más colaborativo. Sánchez reafirmó la necesidad de mantener una «agenda positiva», comprometido a alinear las metas de España con las de la Comisión Europea. De hecho, mencionó que discutió su viaje a Beijing con Ursula von der Leyen, confirmando su papel activo en las relaciones internacionales y la importancia de su presencia en foros relevantes.
Desde un punto de vista más amplio, Sánchez enfatizó que la búsqueda de un enfoque más equilibrado en las relaciones entre la Unión Europea y China es fundamental para abordar cualquier divergencia y alcanzar acuerdos mutuamente beneficiosos. Este año también marca el hito de 50 años desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Europa y China, lo que añade importancia a las iniciativas de cooperación bilateral.
Sánchez concluyó afirmando que la próxima Cumbre de la Unión Europea en Beijing, prevista para la segunda mitad de julio, será crucial. Espera que esta cumbre, que contará con la participación de von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, sirva como un trampolín para una colaboración más sólida en asuntos globales, como la lucha contra el cambio climático y el desarrollo sostenible.